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TEA en mujeres.

Actualizado: 11 feb 2020

¨¿Es realmente más común el TEA en hombres?¨

¨¿Hay más hombres con TEA que mujeres?¨





En los últimos años, se ha creído y es lo que las investigaciones nos han mostrado sobre el Trastorno del Espectro del Autismo esta presente entre cuatro y cinco veces más en los hombres que en las mujeres. Durante años, los datos de investigación han apuntado a estas conclusiones, sin embargo, estos resultados se están cuestionado en la actualidad, dado el aumento de diagnósticos en niñas y mujeres que se está produciendo en los últimos años (National Association of Special Educational Needs, 2016). Actualmente existe un creciente interés sobre la presentación clínica de la sintomatología en niñas y mujeres y en el estudio de las necesidades asociadas, ya que algunas investigaciones parecen señalar que existe una proporción significativa de mujeres con TEA que no han sido identificadas, y cuyas dificultades pueden ser enmascaradas o confundidas con otro tipo de trastornos como trastornos de la alimentación, depresión, ansiedad… (Brugha, 2016).


Pues las mujeres o niñas con un trastorno del espectro del autismo (TEA) son un misterio para los/las profesionales en el área porque aún estamos aprendiendo a detectarlas y a describirlas dentro de la amplitud del espectro. Los programas de intervención o incluso los planes individuales y específicos de los centros y entidades siguen sin abordar objetivos que tengan en cuenta las diferencias de género. Del mismo modo, el análisis del sexo en la investigación y en las prácticas profesionales no es suficiente para abordar la realidad de las mujeres con TEA. Por esta razón, resulta necesario introducir una perspectiva de género en cualquier cuestión que afecte al colectivo, admitiendo la existencia de diferencias entre hombres y mujeres con TEA aunque compartan el mismo diagnóstico.


Aunque las personas con TEA son diagnosticados en base a un conjunto de conductas observables que se manifiestan de forma alterada en el desarrollo, existen evidencias sobre la presencia de alternaciones específicas en el funcionamiento de algunas funciones cognitivas que, en el caso de las mujeres, podrían esconder las manifestaciones clínicas clásicas de los TEA diferenciándolas de los niños u hombres con TEA (Naser, 2016). Este hecho se encuentra agravado por la impresión de que los instrumentos de detección y diagnóstico de TEA que actualmente se encuentran científicamente validados, pueden no ser del todo sensibles para la identificación de las manifestaciones clínicas de este tipo de trastornos en el caso de las mujeres.


Ademas, algunas de las diferencias en el TEA que podrían asociarse al género, en el caso de las niñas y mujeres esta en los comportamientos y patrones de interacción social. Los estudios de investigación recientes indican, que las mujeres y niñas desarrollan estrategias más eficaces para la participación en conversaciones, intercambio de intereses, así como para la adaptación flexible del comportamiento a las situaciones sociales (Lai et al., 2015). Asimismo, parecen tener también mayor interés por la interacción e iniciativa para la formación de amistades, así como mejores capacidades de imitación de comportamientos sociales (Hiller, Young y Weber, 2016; Attwood et al., 2006) y esto hace que el TEA no sea observable.


Como he dicho anteriormente, otro de los aspectos en los que parecen presentarse diferencias es en el funcionamiento de procesos cognitivos básicos. Los estudios de investigación apuntan a que en el caso de los hombres existen fortalezas cognitivas relacionadas con la atención focalizada y las habilidades viso-espaciales, así como una mayor regulación de las respuestas cognitivas de impulsividad. En el caso de las mujeres parecen obtenerse mejores resultados en tareas relacionadas con la flexibilidad cognitiva, la atención dividida y el seguimiento conceptual múltiple (Rubenstein et al, 2015, citado en Nasen, 2016).


Concluyendo, hay tres dificultades que se presentan a la hora de diagnosticar a las niñas con TEA por tres razones: los instrumentos que se utilizan para el diagnóstico son poco sensibles a las manifestaciones de los TEA en mujeres, los sesgos de género en la práctica profesional y las mejores habilidades de afrontamiento y adaptación (habilidades sociales) de las mujeres.


"Todo empezó a tener sentido cuando descubrimos que teníamos autismo". Mujer con TEA.

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